jueves, 6 de octubre de 2011

Una tarde inesperada...

Simplemente bastó con decirle que subíamos a la piscina "por el atajo", tomaríamos algo y le compraría unas cuantas guarrinadas del tipo gusanitos y gominolas... y fue una gran tarde.
Son de esos momentos que no planeas y que luego, terminan por ser los más maravillosos. Es como los regalos...
Ayer oí en la TV que recibir regalos en cumpleaños, aniversarios, bodas etc...siempre nos hacía ilusión a la mayoría de las personas, pero...¿no es verdad que los regalos inesperados hacen aun más? Que te sorprendan cuando no te lo esperas. Es verdad, por lo menos para mi, es cierto.
Pues esa tarde fue igual. No estaba planeada ni esperada, y eso, fue una de las razones de por qué fue tan bonita.
Estar con mi hermana siempre es un placer. (excepto en los típicos momentos rifirafe entre dos chicas paridas por la misma madre que todas tenemos) Pero cuando estás con ella (de buenas), rodeada de VIDA tal y como se puede imaginar cuando estás en pleno bosque, entre millones de bichos y plantas diferentes, respirando aire puro, oyendo el canto de sabe Dios que clase de pájaros etc...aún, el momento es más increíble incluso.
Talveila es uno de los pocos lugares que he conocido hasta ahora donde, como he dicho, me siento VIVA. Me siento pequeña cuando vamos al bosque, pero me encanta. Es cómo si fuera otra persona en esos momentos...

Sumérgete en el monte; toca, escucha, respira, huele...SIENTE todo lo que tienes a tu al redor. Siente la belleza de la naturaleza, de los animales y plantas, la pureza del aire...la PAZ.  Sigue el camino si es que lo hay, y si no, crea tú tu propio camino y echa a andar, con o sin rumbo. Si estás feliz y a gusto, da igual perderse.

Y llévate buena compañía. Yo en este caso, tenía a mi hermana en "modo felíz ON", así, que sin darme cuenta, sin haberlo planeado, fue un "regalo inesperado" de lo más gratificante...

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